La decisión de reanudar las actividades comerciales en el Distrito Federal de Brasil, donde se encuentra la capital, Brasilia, el 18 de mayo generó un incremento de más de 1.000% en el número de casos del nuevo coronavirus, según los datos divulgados hasta el último miércoles (01), saltando de 4.123 infectados para 49.218.
El incremento desenfrenado en poco tiempo hizo que el gobierno del Distrito Federal decretara estado de calamidad pública el lunes pasado (29). Aún así, contradictoriamente, el gobernador Ibaneis Rocha Barros Junior (MDB) decidió ampliar la flexibilización, al permitir la apertura de clubs recreativos y entrenamientos de fútbol profesional.
El mismo día en que firmó el decreto de emergencia, el gobernador afirmó en una entrevista concedida al diario O Estado de S. Paulo que las restricciones no “sirven para nada” y que tratará a la epidemia como una gripe, “como debería haber hecho desde el comienzo”.
Sin embargo, tras la reanudación de las actividades, se incrementó el número de contagios y las camas hospitalarias alcanzaron su capacidad máxima. Según el Ministerio Público del Distrito Federal y Territorios (MPDFT), la ocupación de camas UCI sobrepasa el 90%, mientras que el informe del gobierno señala una ocupación de un 66%.
Debido a la discrepancia, el Ministerio Público exigió que el gobierno rinda cuentas sobre su omisión y la distorsión de los números divulgados por la Secretaría de Salud.
La máxima ocupación fue confirmada por la médica intensivista Carolina Mascarenhas, que afirma que en los hospitales donde trabaja ya se alcanzó la capacidad máxima. “No hay camas para dos, tres semanas de aumento de casos, como está pasando ahora. No hay, se acabó. Si sigue aumentando, no vamos a poder atender a las personas”, cuenta. “Si no hay camas, no hay como ingresar en el hospital”.
Sin criterios
Para Marcos Pedro, médico familiar y comunitario, la flexibilización del aislamiento puesta en práctica por el gobernador está totalmente desconectada de la realidad.
“Solo se podría debatir una reapertura con tres criterios si hubiera algún señal de que la epidemia fue controlada, y no lo fue, si se demostrara que el sistema de salud tiene capacidad de asistir a un nueva explosión de casos, lo que no corresponde a la realidad, o si hubiera la capacidad de hacer un testeo masivo, lo que realmente no hay”, explica.
Pedroso fue uno de los coautores de una investigación realizada por investigadores de la Universidad de Brasilia para analizar si la reanudación de actividades de hecho iba a salvar la economía local, como afirma Ibaneis. El estudio señaló que la recaudación de impuestos sobre las ventas del comercio — ICMS [Impuesto sobre Circulación de Mercaderías y Servicios] e ISS [Impuestos sobre Servicios de Cualquier Naturaleza] disminuyó pese a la reapertura.
“La recaudación de impuestos no se incrementó, porque las personas tienen miedo, no salen a calle para hacer compras. La recaudación se hunde mientras sube la curva, con un nuevo brote, pese a las medidas de reapertura desde el comienzo de la pandemia”.
Para el médico, decir que la economía volverá a funcionar pese a un incremento de casos de covid-19 es contar una mentira, y defiende una cuarentena total hasta que los números empiecen a decrecer.
“Actúan como si el problema estuviera resuelto y no está. No presentará resultados desde el punto de vista económico o fiscal e incluso tendrán que dar un paso hacia atrás tras una nueva explosión”.
